ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: - ¡Has desperdiciado un deseo! ¡Qué estúpido eres!...

- ¡Has desperdiciado un deseo! ¡Qué estúpido eres! Si hay que hacer algo, lo haré yo, qué torpe eres, Federico, me pones mala...

¡Ojalá que esas salchichas te colgaran de la punta de la nariz!

Se oyó un ruidito mágico, como de hadas cantando, y, ¡clac!, las salchichas saltaron del plato y fueron a engancharse a la punta de la nariz de Federico.