La pequeña de la
familia se había hecho daño en una de las patitas de atrás y no podía saltar.
O, mejor dicho, podía pero a medias: como sólo podía darse impulso con una pata, cuando daba un salto salía disparada para un lado.
- ¿Por qué no pruebas moverla en el
agua? -sugirió su hermana mayor