El zorro y el lobo miraron ansiosos, mientras el oso corrió a por la Luna. Al principio pensaron que iba a ser capaz de sujetarla con su zarpa. Pero cuando cayó con toda su tripa en el agua, la Luna pareció hundirse más hondo en el lago.
-Esto no funciona -dijo-. Tendré que usar la red.
Como no querían mojarse las patas, permanecieron en la orilla y tiraron la red sobre la centelleante Luna y luego la remolcaron hasta la ribera.
Pero no había ninguna Luna en la red.
De nuevo la arrojaron y otra vez salió completamente vacía.
-Esto no funciona -dijo-. Tendré que usar la red.
Como no querían mojarse las patas, permanecieron en la orilla y tiraron la red sobre la centelleante Luna y luego la remolcaron hasta la ribera.
Pero no había ninguna Luna en la red.
De nuevo la arrojaron y otra vez salió completamente vacía.