Maldito conejo -dijo el lobo, mirando a la Luna.
-No me habías dicho qué es lo que querías
pescar esta
noche, hermano conejo -se
rió la tortuga.
- ¿No te lo había dicho? -contestó el conejo-. Bien, pensé que podía pescar un tonto o dos. Puse el cebo de la Luna... ¡y menudo éxito he tenido!