Cuando volvió a la playa, el muchacho dijo a su madre:
-Soy el hijo del Sol. Ahora debo irme y abandonar esta isla para siempre. Pero me apareceré a menudo ante vosotros, al oeste del cielo cuando el sol cae sobre el horizonte. Cuando el cielo y el mar del atardecer tengan el color dorado de mi rostro, sabréis que al día siguiente el tiempo será bueno y no habrá viento ni tormenta. Y aunque ahora tenga que dejarte, te voy a otorgar un poder. Lleva puesto este.. vestido mágico y si me necesitas para algo, me lo haces saber con sólo mandarme pequeñas señales blancas que podré ver desde mi casa del oeste.
-Soy el hijo del Sol. Ahora debo irme y abandonar esta isla para siempre. Pero me apareceré a menudo ante vosotros, al oeste del cielo cuando el sol cae sobre el horizonte. Cuando el cielo y el mar del atardecer tengan el color dorado de mi rostro, sabréis que al día siguiente el tiempo será bueno y no habrá viento ni tormenta. Y aunque ahora tenga que dejarte, te voy a otorgar un poder. Lleva puesto este.. vestido mágico y si me necesitas para algo, me lo haces saber con sólo mandarme pequeñas señales blancas que podré ver desde mi casa del oeste.