- ¡Qué olor más bueno! -dijo, relamiéndose el hocico. Se le hacía la boca agua con aquel tufillo que venía de las alturas. Entonces vio al cuervo con su hermoso trozo de queso en el pico.
A la zorra le gustaba mucho el queso y era muy astuta. Así que le dijo:
- ¡Qué pájaro tan bonito eres, cuervo! ¡Con tus plumas tan brillantes, tu pico tan afilado y tus ojos tan redondos!
A la zorra le gustaba mucho el queso y era muy astuta. Así que le dijo:
- ¡Qué pájaro tan bonito eres, cuervo! ¡Con tus plumas tan brillantes, tu pico tan afilado y tus ojos tan redondos!