Al cuervo le encantaron estos halagos. Con la cabeza muy erguida, se pavoneó por la rama, esperando recibir nuevos cumplidos. Y así fue.
-Un pájaro tan bonito como tú debe tener una voz maravillosa -le dijo la zorra astutamente-. Si quisieras cantar para mí, me harías muy feliz.
-Un pájaro tan bonito como tú debe tener una voz maravillosa -le dijo la zorra astutamente-. Si quisieras cantar para mí, me harías muy feliz.