Dubidí, dubidá: como verás este sombrero está ocupado, así que te vas.
Pero el frasco permaneció donde estaba, y, en cambio, Palitroque salió despedido de su propio sombrero.
- ¡Oh! Lo siento, Palitroque. Mis encantos siempre salen mal.
Palitroque se levantó y se puso de nuevo el sombrero.
-No importa -dijo- Mira, Petronila, podemos hacer aquí la compra.
Estaban frente a la caravana de las sorpresas del señor Malaspintas.
Pero el frasco permaneció donde estaba, y, en cambio, Palitroque salió despedido de su propio sombrero.
- ¡Oh! Lo siento, Palitroque. Mis encantos siempre salen mal.
Palitroque se levantó y se puso de nuevo el sombrero.
-No importa -dijo- Mira, Petronila, podemos hacer aquí la compra.
Estaban frente a la caravana de las sorpresas del señor Malaspintas.