Justo en ese instante, un agudo chillido resonó en la cocina.
- ¡Oh, Palitroque, ayúdame! ¡Ven rápido!
Palitroque y el señor Malaspintas entraron corriendo en la cocina... y se echaron a reír cuando vieron a la abuela Sarmiento. ¡Su nariz estaba cubierta de pelusa blanca!
- ¡No os quedéis ahí parados! ¡Haced algo! -gritó.
El señor Malaspintas miró el frasco de la cura rápida para resfriados y reconoció al instante el famoso brebaje Pelón del Doctor Hierbabuena.
-No te preocupes. El crecepelo del Doctor Hierbabuena nunca funciona. Se te habrá quitado todo por la mañana.
- ¡Oh, Palitroque, ayúdame! ¡Ven rápido!
Palitroque y el señor Malaspintas entraron corriendo en la cocina... y se echaron a reír cuando vieron a la abuela Sarmiento. ¡Su nariz estaba cubierta de pelusa blanca!
- ¡No os quedéis ahí parados! ¡Haced algo! -gritó.
El señor Malaspintas miró el frasco de la cura rápida para resfriados y reconoció al instante el famoso brebaje Pelón del Doctor Hierbabuena.
-No te preocupes. El crecepelo del Doctor Hierbabuena nunca funciona. Se te habrá quitado todo por la mañana.