Mientras entran en clase, Cristina choca sin querer con otra niña que, al mirársela, toda enfadada, le dice:
- ¡Ep! Vigila, que con esta esponja gigante que tienes por pelo ¡no pasamos las dos a la vez!
Del encontronazo, a la niña se le cae un muñequito que llevaba en el bolsillo, pero no se da cuenta. Cristina la deja pasar sin contestarle, pero empieza a estar harta de tanta bromita...
La clase continúa y aún le faltan algunas más, pero Cristina no tiene ganas de pelearse con nadie. Sólo quiere que llegue la hora de irse a casa para hacerse una cola. Finalmente llega el momento de irse.
Al llegar a casa, Cristina se va directamente al lavabo y coge una goma de pelo para recogérselo, pero antes-Mirándose al espejo con sonrisa de traviesa, se sacude el pelo, como hacen los perros cuando están mojados y... la goma, la pinza, un pendiente, la muñequita, unos caramelos, una canica...
¡Una lluvia de objetos cae de entre aquellos rizos que tanta gracia han hecho en la escuela! Cristina sonríe y se recoge el pelo para salir a jugar.
- ¡Ep! Vigila, que con esta esponja gigante que tienes por pelo ¡no pasamos las dos a la vez!
Del encontronazo, a la niña se le cae un muñequito que llevaba en el bolsillo, pero no se da cuenta. Cristina la deja pasar sin contestarle, pero empieza a estar harta de tanta bromita...
La clase continúa y aún le faltan algunas más, pero Cristina no tiene ganas de pelearse con nadie. Sólo quiere que llegue la hora de irse a casa para hacerse una cola. Finalmente llega el momento de irse.
Al llegar a casa, Cristina se va directamente al lavabo y coge una goma de pelo para recogérselo, pero antes-Mirándose al espejo con sonrisa de traviesa, se sacude el pelo, como hacen los perros cuando están mojados y... la goma, la pinza, un pendiente, la muñequita, unos caramelos, una canica...
¡Una lluvia de objetos cae de entre aquellos rizos que tanta gracia han hecho en la escuela! Cristina sonríe y se recoge el pelo para salir a jugar.