--Estoy segura de que, si como o bebo algo, ocurrirá algo interesante
--se dijo
--. Y voy a ver qué pasa con esta botella. Espero que vuelva a hacerme crecer, porque en realidad, estoy bastante harta de ser una cosilla tan pequeñeja.
¡Y vaya si la hizo crecer! ¡Mucho más aprisa de lo que imaginaba! Antes de que hubiera bebido la mitad del frasco, se encontró con que la cabeza le tocaba contra el techo y tuvo Este documento ha sido descargado de http://www. escolar. com que doblarla para que no se le rompiera el cuello. Se apresuró a soltar la botella, mientras se decía:
-- ¡Ya basta! Espero que no seguiré creciendo... De todos modos, no paso ya por la puerta...
¡Ojalá no hubiera bebido tan aprisa! ¡Por desgracia, era demasiado tarde para pensar en ello! Siguió creciendo, y creciendo, y muy pronto tuvo que ponerse de rodillas en el suelo. Un minuto más tarde no le quedaba espacio ni para seguir arrodillada, y tuvo que intentar acomodarse echada en el suelo, con un codo contra la puerta y el otro brazo alrededor del cuello. Pero no paraba de crecer, y, como último recurso, sacó un brazo por la ventana y metió un pie por la chimenea, mientras se decía:
--Ahora no puedo hacer nada más, pase lo que pase. ¿Qué va a ser de mí? Por suerte la botellita mágica había producido ya todo su efecto, y Alicia dejó de crecer. De todos modos, se sentía incómoda y, como no parecía haber posibilidad alguna de volver a salir nunca de aquella habitación, no es de extrañar que se sintiera también muy desgraciada.
--se dijo
--. Y voy a ver qué pasa con esta botella. Espero que vuelva a hacerme crecer, porque en realidad, estoy bastante harta de ser una cosilla tan pequeñeja.
¡Y vaya si la hizo crecer! ¡Mucho más aprisa de lo que imaginaba! Antes de que hubiera bebido la mitad del frasco, se encontró con que la cabeza le tocaba contra el techo y tuvo Este documento ha sido descargado de http://www. escolar. com que doblarla para que no se le rompiera el cuello. Se apresuró a soltar la botella, mientras se decía:
-- ¡Ya basta! Espero que no seguiré creciendo... De todos modos, no paso ya por la puerta...
¡Ojalá no hubiera bebido tan aprisa! ¡Por desgracia, era demasiado tarde para pensar en ello! Siguió creciendo, y creciendo, y muy pronto tuvo que ponerse de rodillas en el suelo. Un minuto más tarde no le quedaba espacio ni para seguir arrodillada, y tuvo que intentar acomodarse echada en el suelo, con un codo contra la puerta y el otro brazo alrededor del cuello. Pero no paraba de crecer, y, como último recurso, sacó un brazo por la ventana y metió un pie por la chimenea, mientras se decía:
--Ahora no puedo hacer nada más, pase lo que pase. ¿Qué va a ser de mí? Por suerte la botellita mágica había producido ya todo su efecto, y Alicia dejó de crecer. De todos modos, se sentía incómoda y, como no parecía haber posibilidad alguna de volver a salir nunca de aquella habitación, no es de extrañar que se sintiera también muy desgraciada.