No —dijo Martín—. Me encuentro raro.
Martín llevaba puesto su mejor traje y a mí me pareció que tenía muy buen aspecto.
—A mí no me pareces raro.
—Mi madre me ha cortado el pelo y me ha dejado tres calvas —dijo Martín.
Me acerqué a él y vi que, efectivamente, ¡Martín tenía tres calvas! La madre de Martín era como la mía. ¡Le había rapado demasiado!
Martín llevaba puesto su mejor traje y a mí me pareció que tenía muy buen aspecto.
—A mí no me pareces raro.
—Mi madre me ha cortado el pelo y me ha dejado tres calvas —dijo Martín.
Me acerqué a él y vi que, efectivamente, ¡Martín tenía tres calvas! La madre de Martín era como la mía. ¡Le había rapado demasiado!