-Bueno, pues ahora soy yo el que está aquí -respondió Tomás-. Esta tierra es mía.
Se quedaron frente a frente. A juzgar por sus miradas desafiantes, ninguno de los dos estaba dispuesto a ceder.
Entonces Berta dijo:
-Se me ocurre una idea. Tú, Tomás, plantas y él recoge la cosecha. Luego la repartís entre los dos.
-Hum... De acuerdo -dijo el tipo.
Tomás no veía claro por qué iba a tener que hacer él todo el trabajo, y al final darle la mitad al otro. Pero Berta le hizo un gesto con la mano para que se callara.
Se quedaron frente a frente. A juzgar por sus miradas desafiantes, ninguno de los dos estaba dispuesto a ceder.
Entonces Berta dijo:
-Se me ocurre una idea. Tú, Tomás, plantas y él recoge la cosecha. Luego la repartís entre los dos.
-Hum... De acuerdo -dijo el tipo.
Tomás no veía claro por qué iba a tener que hacer él todo el trabajo, y al final darle la mitad al otro. Pero Berta le hizo un gesto con la mano para que se callara.