- ¡Mira qué duros son los tallos de trigo por esta parte del terreno! -gritó.
-Pues por esta otra, no hay ningún problema -señaló Tomás.
El espantajo era tan tonto que no se había fijado en las varillas de hierro. Afiló las dos guadañas y la emprendió de nuevo a golpes con el trigo. De vez en cuando se paraba y secaba el sudor de su frente. No paraba de refunfuñar.
-Estoy agotado de cortar este trigo.
-Pues por esta otra, no hay ningún problema -señaló Tomás.
El espantajo era tan tonto que no se había fijado en las varillas de hierro. Afiló las dos guadañas y la emprendió de nuevo a golpes con el trigo. De vez en cuando se paraba y secaba el sudor de su frente. No paraba de refunfuñar.
-Estoy agotado de cortar este trigo.