Lily se secó los ojos con el vestido, aceptó las frutas y se las comió. Entonces sucedió algo muy raro; comenzó a oír ruidos por todas partes, como cientos de voces que hablaran al mismo tiempo. Luego oyó otra voz, más fuerte y clara que las demás.
-Me di cuenta en seguida de lo que te pasaba -dijo el canguro, con voz amable-. Estoy muy triste desde que perdí a mi pequeño canguro. Seguro que tú también has perdido algo.
-Bueno, he... sí-contestó Lily, preguntándose si estaba soñando-. En realidad, sí. Me he perdido yo.
-Me di cuenta en seguida de lo que te pasaba -dijo el canguro, con voz amable-. Estoy muy triste desde que perdí a mi pequeño canguro. Seguro que tú también has perdido algo.
-Bueno, he... sí-contestó Lily, preguntándose si estaba soñando-. En realidad, sí. Me he perdido yo.