Lily casi no se atrevía a mirar. ¿Estarían esperándole los cazadores, con sus lanzas puntiagudas? ¿Eran ellos los que movían los largos juncos de la orilla, o se trataba sólo de los peces? El canguro inclinó la cabeza y bebió. Esa noche el estanque estaba desierto.
Pronto revolotearon junto a ellos cientos de pajarillos en dirección al agua. Tras hundir el pico, regresaban de prisa a los matorrales.
Lily continuaba con el miedo encima. Corrió hasta el agua, bebió tres sorbos y regresó veloz a la roca en donde le esperaba el canguro.
-Súbete a mi bolsa. Nunca se está demasiado seguro cerca del estanque. Los humanos conocen todos nuestros abrevaderos.
Pronto revolotearon junto a ellos cientos de pajarillos en dirección al agua. Tras hundir el pico, regresaban de prisa a los matorrales.
Lily continuaba con el miedo encima. Corrió hasta el agua, bebió tres sorbos y regresó veloz a la roca en donde le esperaba el canguro.
-Súbete a mi bolsa. Nunca se está demasiado seguro cerca del estanque. Los humanos conocen todos nuestros abrevaderos.