Al despertar a la mañana siguiente, Lily tuvo la sensación de que corría peligro. De pronto, vio que sobre su estómago había una gran serpiente negra, enroscada. ¡Y el canguro había desaparecido!
El corazón le latía de prisa. No se atrevía a moverse. Entonces oyó una risa estridente.
-No tengas miedo. No te muevas y no te pasará nada. Yo mataré a la serpiente.
El corazón le latía de prisa. No se atrevía a moverse. Entonces oyó una risa estridente.
-No tengas miedo. No te muevas y no te pasará nada. Yo mataré a la serpiente.