ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: El Viento se puso a silbar y aullar. El hombre no sabía...
El Viento se puso a silbar y aullar. El hombre no sabía cómo protegerse de la ventolera. Total que decidió ir al trabajo en autobús. — ¡Brrr! ¡Brrr! ¡Qué asco de tiempo!