El barco, aprovechando un viento suave, se hizo a la mar.
En cuanto salió el sol, el dragón fue a recoger la perla para jugar, como hacía todas las mañanas. Entonces, descubrió que le habían robado su perla. Comenzó a echar humo y fuego por la boca y se lanzó, monte abajo, en persecución de los ladrones.
Recorrió todo el monte, buscó la perla por todas partes, pero no pudo hallarla. Entonces, divisó un junco chino que navegaba rumbo a alta mar. El dragón saltó al agua y nadó velozmente hacia el barco.
- ¡Ladrones! ¡Devolvedme mi perla! -gritaba el dragón.
Los marineros estaban muy asustados y lanzaban gritos de miedo.
La voz del Príncipe se elevó por encima de todos los gritos:
En cuanto salió el sol, el dragón fue a recoger la perla para jugar, como hacía todas las mañanas. Entonces, descubrió que le habían robado su perla. Comenzó a echar humo y fuego por la boca y se lanzó, monte abajo, en persecución de los ladrones.
Recorrió todo el monte, buscó la perla por todas partes, pero no pudo hallarla. Entonces, divisó un junco chino que navegaba rumbo a alta mar. El dragón saltó al agua y nadó velozmente hacia el barco.
- ¡Ladrones! ¡Devolvedme mi perla! -gritaba el dragón.
Los marineros estaban muy asustados y lanzaban gritos de miedo.
La voz del Príncipe se elevó por encima de todos los gritos: