– ¿Qué puedo hacer para que deje de quejarse el
árbol?
La corneja se puso a reflexionar y al fin dijo:
—Se queja porque no tiene ningún propósito en la vida.
— ¿Pero dónde hallar un aliciente o un sentido para su vida? —preguntó el matorral.
— ¡
Amigo matorral! Lo tienes muy cerca.