
—Bueno, que la madreselva no está interesada. Dice que te quejas demasiado.
El árbol guardó silencio de nuevo. Luego dijo:
—Si prometo quejarme menos,
¿no podrías convencerla para que creciera sobre mí?
—Si estuvieras todo un año sin quejarte, a lo mejor aceptaría —contestó el matorral.
El árbol guardó silencio de nuevo. Luego dijo:
—Si prometo quejarme menos,
¿no podrías convencerla para que creciera sobre mí?
—Si estuvieras todo un año sin quejarte, a lo mejor aceptaría —contestó el matorral.