-No -dijo Julia- No hay más que uno sobre un canal. No te va a gustar. Es demasiado tostón.
Simón sabía lo que era un tostón. Había visto a su madre tostar pan en la cocina. Quizá el canal tostaba pan con las llamas que salían de su boca. Julia tenía razón; no le iba a gustar.
-Encontré un buen libro para Simón -dijo Paula.
En la cubierta del libro se veía a un gran dragón verde rugiendo en la orilla de un río.
Al día siguiente, la abuelita de los niños vino de la ciudad para pasar unas vacaciones con ellos. A la abuelita le gustaba mucho el campo.
-Verás. Saldremos todos los días a pasear -le dijo a Simón.
Un día, a la hora de comer, quedaron en que aquella tarde irían hacia el canal.
Simón sabía lo que era un tostón. Había visto a su madre tostar pan en la cocina. Quizá el canal tostaba pan con las llamas que salían de su boca. Julia tenía razón; no le iba a gustar.
-Encontré un buen libro para Simón -dijo Paula.
En la cubierta del libro se veía a un gran dragón verde rugiendo en la orilla de un río.
Al día siguiente, la abuelita de los niños vino de la ciudad para pasar unas vacaciones con ellos. A la abuelita le gustaba mucho el campo.
-Verás. Saldremos todos los días a pasear -le dijo a Simón.
Un día, a la hora de comer, quedaron en que aquella tarde irían hacia el canal.