En el dedo meñique de mi mano derecha llevo un anillo con una piedra verde —contestó la india— y sobre mi pecho cuelga de una cadena una llavecita de oro. El anillo te servirá para que el Cóndor de Fuego te reconozca como su nuevo amo y te guíe hasta la entrada del tesoro… La pequeña llavecita es de un cofre que está enterrado en las laderas del Aconcagua, la enorme montaña de cúspide blanca, dentro de la cual encontrarás el secreto para entrar a los escondidos sitios donde se halla tanta riqueza. ¡Ya te lo he dicho todo! Me voy tranquila al lugar misterioso donde me esperan mis antepasados.