Ahí es! ¡Ya el tesoro es mío! -gritó el malvado—. ¡Ahora el mundo temblará ante mi poder sin límites!
En pocos pasos estuvo a la entrada de la misteriosa profundidad, pero… se encontró con que ésta se hallaba cerrada por una gran puerta de piedra.
— ¿Cómo haré para abrirla? —se preguntó Rufián impaciente— ¡La haré saltar con la pólvora de mis armas!
En pocos pasos estuvo a la entrada de la misteriosa profundidad, pero… se encontró con que ésta se hallaba cerrada por una gran puerta de piedra.
— ¿Cómo haré para abrirla? —se preguntó Rufián impaciente— ¡La haré saltar con la pólvora de mis armas!