![Bajo el árbol gigante](/fotos_reducidas/2/1/5/00989215.jpg)
Apenas se hubo extinguido el eco de la última palabra, cuando todos los reunidos oyeron algo inesperado. En la puerta del Concejo Municipal sonaba un ligero repiqueteo.
- ¡Dios nos ampare! – gritó el alcalde, lleno de pánico -. Parece que se oye el roer de una rata. ¿Me habrán oído?
Los ediles no respondieron, pero el repiqueteo siguió oyéndose.
- ¡Pase adelante el que llama! – vociferó el alcalde, con voz temblorosa y dominando su terror.
- ¡Dios nos ampare! – gritó el alcalde, lleno de pánico -. Parece que se oye el roer de una rata. ¿Me habrán oído?
Los ediles no respondieron, pero el repiqueteo siguió oyéndose.
- ¡Pase adelante el que llama! – vociferó el alcalde, con voz temblorosa y dominando su terror.