El Genio empezó a implorar al pescador —Abre el jarrón —decía—; dame la libertad te prometo satisfacerte a tu entero agrado.
Eres un traidor —respondió el pescado. volvería a estar en peligro de perder mi vida, tan loco como para confiar en ti.
Eres un traidor —respondió el pescado. volvería a estar en peligro de perder mi vida, tan loco como para confiar en ti.