Muérdago primero se sorprendió. Después se enfadó. Luego se asustó. Por último se inquietó, agitó sus alas con nerviosismo y se mordió las uñas mientras pensaba en dónde podía estar el arca.
Recorrió su casa-abeto de arriba abajo, de abajo arriba, de derecha a izquierda, de izquierda a derecha. Nada.
Recorrió su casa-abeto de arriba abajo, de abajo arriba, de derecha a izquierda, de izquierda a derecha. Nada.