No había tiempo de ponerse a investigar. La Navidad estaba a la vuelta de la esquina, tenía que encontrar una solución pronto. Y, mientras le daba vueltas al asunto y pensaba en las caras llenas de ilusión de los niños, a Muérdago se le ocurrió una idea. En un instante tuvo claro lo que debía hacer.
¿Cómo no se le había ocurrido antes? La respuesta estaba en los niños. Por supuesto.
¿Cómo no se le había ocurrido antes? La respuesta estaba en los niños. Por supuesto.