Era un pececillo.
- ¿Quién eres? -dijo Juanito.
-Soy el Genio de la catarata. Echame otra vez al agua y te recompensaré con un regalo.
-Sí -dijo el niño-, te echaré al agua, pero, por favor, ¿puedes darme un arco iris que me quepa en el bolsillo?
-iHmmm! -dijo el Genio-. Te daré un arco iris, pero no es fácil de guardar. Creo que ni siquiera conseguirás llevártelo a casa. Pero si quieres uno, aquí lo tienes.
- ¿Quién eres? -dijo Juanito.
-Soy el Genio de la catarata. Echame otra vez al agua y te recompensaré con un regalo.
-Sí -dijo el niño-, te echaré al agua, pero, por favor, ¿puedes darme un arco iris que me quepa en el bolsillo?
-iHmmm! -dijo el Genio-. Te daré un arco iris, pero no es fácil de guardar. Creo que ni siquiera conseguirás llevártelo a casa. Pero si quieres uno, aquí lo tienes.