Querido niño -gimió el tejón-, déjame salir, o vendrán los hombres y los perros y me matarán.
-Me gustaría ayudarte, pero para abrir esa trampa necesitaría una llave.
-Con la punta de ese arco iris que veo en tu bolsillo podrás forzar la puerta.
Y así fue. Cuando Juanito empujó la punta del arco iris entre los bordes, la trampa se abrió y el tejón pudo escapar.
-Me gustaría ayudarte, pero para abrir esa trampa necesitaría una llave.
-Con la punta de ese arco iris que veo en tu bolsillo podrás forzar la puerta.
Y así fue. Cuando Juanito empujó la punta del arco iris entre los bordes, la trampa se abrió y el tejón pudo escapar.