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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: No paró de correr hasta llegar a la guarida de Zagón...

No paró de correr hasta llegar a la guarida de Zagón y, derramando lágrimas verdes y brillantes, le contó al dragón lo sucedido. — Debes alejarte volando, Zagón.

El dragón le miró pensativo por encima de sus gafas.