El perro y el asno
En una pequeña aldea apartada del bullicio de las grandes ciudades, vivían un travieso perro y un lindo borriquillo, dos buenos amigos que compartían un mismo dueño. Aunque la mayor parte del tiempo disfrutaban de la vida del campo, a veces iban a la gran ciudad con su amo; allí visitaban el mercado para vender los alimentos que producía la granja y las verduras y frutas frescas que habían recogido de la huerta. Cuando realizaban estos viajes, el asno llevaba sus alforjas repletas de frutas jugosas y verduras tiernas, que eran muy requeridas por los ciudadanos. A mitad del camino, el dueño paraba unas horas para descansar. Mientras que el dueño dormitaba plácidamente, el perro juguetón correteaba entre las flores de las praderas persiguiendo mariposas que revoloteaban en las orillas de un riachuelo, y el borriquillo pacía alegremente en aquellos hermosos prados; también le gustaba retozar y jugar con su buen amigo.
En una pequeña aldea apartada del bullicio de las grandes ciudades, vivían un travieso perro y un lindo borriquillo, dos buenos amigos que compartían un mismo dueño. Aunque la mayor parte del tiempo disfrutaban de la vida del campo, a veces iban a la gran ciudad con su amo; allí visitaban el mercado para vender los alimentos que producía la granja y las verduras y frutas frescas que habían recogido de la huerta. Cuando realizaban estos viajes, el asno llevaba sus alforjas repletas de frutas jugosas y verduras tiernas, que eran muy requeridas por los ciudadanos. A mitad del camino, el dueño paraba unas horas para descansar. Mientras que el dueño dormitaba plácidamente, el perro juguetón correteaba entre las flores de las praderas persiguiendo mariposas que revoloteaban en las orillas de un riachuelo, y el borriquillo pacía alegremente en aquellos hermosos prados; también le gustaba retozar y jugar con su buen amigo.