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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: Qué te ocurre, princesita?...

Qué te ocurre, princesita?

¡Lloras como para ablandar las piedras!”

La niña miró en torno suyo, buscando la procedencia de aquella voz, y descubrió una rana que asomaba su gruesa y fea cabezota por la superficie del agua.

“ ¡Ah!, ¿eres tú, viejo chapoteador?” dijo,

“pues lloro por mi pelota de oro, que se me cayó en la fuente.”