Qué curioso —dijo la niña—. Sólo hace falta una pieza roja para completarlo, pero la última pieza es azul.
— ¡Un momento! —Cuca miró en el bolsillo de su pijama y halló la pieza roja del rompecabezas que tenía en casa.
— ¡Mira, Lindo! Encaja perfectamente. ¡La pieza de mi rompecabezas encaja!
El rompecabezas
En aquel instante regresó el hombre con dos tazas de té. Cuca le contó lo del rompecabezas.
— ¡Es fantástico! ¡Hace tiempo que intento terminarlo!
— Es usted muy amable —dijo Cuca—, pero creo que va siendo hora de que volvamos a casa, i Lo malo es que no tengo ni idea de cómo regresar!
— ¡Un momento! —Cuca miró en el bolsillo de su pijama y halló la pieza roja del rompecabezas que tenía en casa.
— ¡Mira, Lindo! Encaja perfectamente. ¡La pieza de mi rompecabezas encaja!
El rompecabezas
En aquel instante regresó el hombre con dos tazas de té. Cuca le contó lo del rompecabezas.
— ¡Es fantástico! ¡Hace tiempo que intento terminarlo!
— Es usted muy amable —dijo Cuca—, pero creo que va siendo hora de que volvamos a casa, i Lo malo es que no tengo ni idea de cómo regresar!