Pero, de pronto, la nave se puso en marcha, haciendo un ruido como el de un viejo secador de pelo, y empezó a dar bandazos por el suelo, arrastrando la cama, a Cuca y a Lindo hacia el cielo de la noche.
De repente, ya en el espacio, se rompieron las cuerdas. Cuca llamó al conductor, el cual no pudo oírla.
De repente, ya en el espacio, se rompieron las cuerdas. Cuca llamó al conductor, el cual no pudo oírla.