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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: Por fin amainó el ventarrón y comenzó a despejarse...

Por fin amainó el ventarrón y comenzó a despejarse el cielo. Pero Narana no tenía ni idea de dónde estaba. Frente a ella se extendían cuatro lomas redondeadas, parecían los dedos de una mano gigantesca. Al caer la noche Narana llegó a la cumbre de la loma más alta, donde encontró un hueco para protegerse del viento. Rendida y desdichada, se acurrucó y se quedó dormida.