algo más. Ya sé, se dijo Elarhú, le daré mi aliento y empezó a soplarle despacito y con mucha suavidad, pero Florecilla seguía desvanecida.
¡Necesita agua! pensó Elarhú tenía con é una cantimplora, no lo dudó un instante y la regó. Pero, ¿que pasó?, el agua no llego a Florecilla.
¡Necesita agua! pensó Elarhú tenía con é una cantimplora, no lo dudó un instante y la regó. Pero, ¿que pasó?, el agua no llego a Florecilla.