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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: Y así fueron pasando una y otra semana; uno y otro...

Y así fueron pasando una y otra semana; uno y otro mes. Florecilla Silvestre ya se había acostumbrado a los cuidados del payasito Elarhú y a la forma tan peculiar con él le expresaba su cariño, que al llegar a media semana ya se ponía impaciente a experarlo.