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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: Y realmente no se equivocó, Elarhú nunca más apareció...

Y realmente no se equivocó, Elarhú nunca más apareció por esos campos.

Florecilla Silvestre quedó muy apenada, no entendía ni cómo ni por qué Elarhú se había marchado. Su tristeza era tanta que su pétalos empezaron a marchitarse y las hierbas cada vez se multiplicaban más a su alrededor. Así fue pasando el tiempo y Florecilla parecía que de melancolía se iba a morir.