Un botoncito muy tierno asomaba a la tierra muy cerca de ella. Esto la reanimó de inmediato y volvío su corazón a alegrase y sus pétalos a relucir su belleza. Florecilla Silvestre no estaba sola, tenía un retoñito a quien cuidar y por ese botoncito ella vive alegre como ninguna Florecilla del campo lo fue jamás.