-No me extraña que la bruja persiguiera al barco.
Todos miraban —-a Gobolino y nadie quería cogerle en brazos ni acariciarle.
El gato se sentó en cubierta, triste y solitario. Al mediodía, se acercó a hablarle el capitán.
-Oye, Gobolino -dijo afectuosamente-, me temo que tendremos que separarnos. Mis marineros se niegan a trabajar hasta que no te marches. Trae mala suerte llevar a bordo al gato de una bruja.
Todos miraban —-a Gobolino y nadie quería cogerle en brazos ni acariciarle.
El gato se sentó en cubierta, triste y solitario. Al mediodía, se acercó a hablarle el capitán.
-Oye, Gobolino -dijo afectuosamente-, me temo que tendremos que separarnos. Mis marineros se niegan a trabajar hasta que no te marches. Trae mala suerte llevar a bordo al gato de una bruja.