Todo el mundo sabe que los gatitos embrujados son negros de pies a cabeza y que tienen los ojos muy verdes. En la cueva, que era muy oscura, nadie había notado que Gobolino tenía una patita blanca. Y para colmo de males sus ojos eran ¡azules!
Salima entró corriendo en la cueva.
Salima entró corriendo en la cueva.