caudaloso. Se quedó mirándolo y, súbitamente, apareció una hermosa trucha saltarina, de color rosado y azul, que nadaba hacia él. Gobolino levantó la pata, temblando de emoción. En ese momento, la trucha lo vio y se alejó / /rápidamente. El gatito dio un zarpazo en el aire, perdió el equilibrio y cayó al río. v Comenzó a nadar como sólo los gatos embrujados pueden hacerlo. Nadó y nadó, hasta llegar a un lugar donde el río atravesaba una granja. Allí, junto a la orilla, unos niños jugaban alegres.
- ¡Mira! ¡Mira! -gritaron-. ¡Hay un gatito en el agua!
- ¡Se ahogará! -gritó la niña-. ¡Rápido! ¡Sálvalo!
El niño corrió presuroso y con una rama sacó a Gobolino, jadeante.
- ¡Qué ojos más azules!
-Tiene tres patas negras…
- ¡Mira! ¡Mira! -gritaron-. ¡Hay un gatito en el agua!
- ¡Se ahogará! -gritó la niña-. ¡Rápido! ¡Sálvalo!
El niño corrió presuroso y con una rama sacó a Gobolino, jadeante.
- ¡Qué ojos más azules!
-Tiene tres patas negras…