La torre se alzaba en medio del bosque, y un enorme dragón la custodiaba. Era viejo y perezoso, pero, Gobolino, que nunca en su vida había visto un dragón, se asustó mucho cuando contempló el gran cuerpo verde del monstruo enroscado al pie de la torre. El caballero, con Gobolino en brazos, llamó valientemente a la puerta. El dragón perezoso abrió un ojo y los miró, pero ni se movió.