Rosabel eligió una tela de color de oro tan brillante que resplandecía bajo el sol.
- ¿Cuánto me costaría hacerme un vestido de este hermoso satén dorado? -le preguntó.
-Dos monedas de plata -respondió la bruja.
- ¡Pero sólo tengo una!
- ¿Y qué? ¿Crees que voy a regalártelo?
Cuando ya recogía las telas apresuradamente, dijo Rosabel;
- ¿Cuánto me costaría hacerme un vestido de este hermoso satén dorado? -le preguntó.
-Dos monedas de plata -respondió la bruja.
- ¡Pero sólo tengo una!
- ¿Y qué? ¿Crees que voy a regalártelo?
Cuando ya recogía las telas apresuradamente, dijo Rosabel;