Oh, Salima, gracias por salvarme -sollozó Gobolino-. De veras, ¡gracias!
-No hay nada que agradecer -respondió Salima- Después de todo eres mi hermano. Pero eres una desgracia para la familia, y no quiero volver a verte. Te dejaré caer, ya es tiempo de que yo vuelva a casa. Vamos ¡salta!
Salima le dio un empujoncito con la pata y Gobolino cayó dando vueltas por el aire hasta que fue a dar al fondo de un río.
-No hay nada que agradecer -respondió Salima- Después de todo eres mi hermano. Pero eres una desgracia para la familia, y no quiero volver a verte. Te dejaré caer, ya es tiempo de que yo vuelva a casa. Vamos ¡salta!
Salima le dio un empujoncito con la pata y Gobolino cayó dando vueltas por el aire hasta que fue a dar al fondo de un río.