- ¡Pero yo no quiero pastel de cumpleaños! ¡Yo quiero pastel de café! -gritó Federico, con una verdadera pataleta.
- ¡No! -repitió su mamá.
Federico estaba tan enojado que no se pudo contener. Hizo entonces algo horrible.
-Si yo no puedo comer, nadie comerá -dijo, y ¡escupió sobre el pastel!
¡Eso fue el acabóse! Esta vez sí que Federico se había metido en un tremendo lío.
- ¡No! -repitió su mamá.
Federico estaba tan enojado que no se pudo contener. Hizo entonces algo horrible.
-Si yo no puedo comer, nadie comerá -dijo, y ¡escupió sobre el pastel!
¡Eso fue el acabóse! Esta vez sí que Federico se había metido en un tremendo lío.