Pronto los tres zorros volvieron con una escalera muy larga. Comenzaron a subir hacia la ventana del altillo.
Pero Federico estaba preparado. Había alineado todos los tarros de pintura, destinados a los huevos de Pascua, y los fue arrojando uno por uno sobre los zorros: primero el amarillo, luego el azul, enseguida el violeta, y finalmente un gran tarro de pintura color rojo brillante.
Pero Federico estaba preparado. Había alineado todos los tarros de pintura, destinados a los huevos de Pascua, y los fue arrojando uno por uno sobre los zorros: primero el amarillo, luego el azul, enseguida el violeta, y finalmente un gran tarro de pintura color rojo brillante.