Federico puso su pelota de
fútbol en el borde de la
ventana. Este sería el tiro más importante de su vida.
Federico le dio con todo.
La pelota salió disparada y desapareció por la ventana abierta del galpón.
-Ja, ja, ja! ¡No nos dio! -rieron los zorros, dando otro fuerte golpe a la
puerta.