ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: Brutus galopó tras ellos y los hizo aullar y correr...

Brutus galopó tras ellos y los hizo aullar y correr despavoridos.

Federico sabía que esta vez los zorros se habían ido para siempre.

- ¡Bien hecho, Brutus! -gritó desde la ventana- ¡Lo logramos!

El peligro había pasado. Los conejos salieron del sótano. Cuando descubrieron lo que Federico había hecho, lo aplaudieron emocionados. Y todos felices celebraron no solamente el cumpleaños de Liza sino también su buena suerte.